Los principales obstáculos o bloqueos
psicológicos provocan perjuicios en todas las áreas vitales y en especial, en
el proceso de toma de decisiones. Son inconscientes, generalmente actúan juntos
y se nutren unos a otros lo cual, no obstante, trae la ventaja de que al
superar uno o varios de ellos se puede enfrentar a los demás. Rubin (1986)
presenta bloqueos u obstáculos; a algunos de ellos se les ha cambiado un poco
la denominación para facilitar su comprensión.
Pérdida de contacto con los propios
sentimientos, se refiere a la incapacidad para sentir y expresar sentimientos y
emociones de amor, alegría, rabia, tristeza, miedo. Es un proceso inconsciente
que comienza a edades muy tempranas y evoluciona progresivamente a medida que
nos hacemos mayores. Por lo general, surge en ambientes abiertamente hostiles y
rechazantes, que estropean el bienestar y la autoestima personal.
Muchas
veces se expresa a través de mensajes directos o indirectos dependiendo del
tipo “Los hombres no lloran” o “No te rías tan alto”, por ejemplo. “No quiero,
no quiero “échamelo en el sombrero” es un dicho margariteño que revela la
dificultad para expresar claramente que algo gusta o que se anhela, que se dice
una cosa pero se hace otra. Todo lo contrario de “El que quiere besar busca la
boca”, que indica que la motivación impulsa
a hacer algo. En síntesis, en la medida en que se desconoce o no, se toma en
serio los sentimientos, estropeando de está forma el proceso de toma de decisiones porque, aunque
muchas veces el mismo es racional, no cabe duda de que el afecto ejerce un rol
importante.
Cabe
destacar, que la engañosa creencia de que no hay tiempo se utiliza
frecuentemente con consecuencias negativas, ya que puede producirse una
acentuada presión y una reacción de temor. Es uno de los principales obstáculos
en el proceso de toma de decisiones, ya que impide hacer uso de los recursos
personales que se necesitan para elegir una alternativa. Cuando la persona
consigue liberarse de la fatiga del tiempo, suele desaparecer la ansiedad para
así utilizar el tiempo provechosamente, de igual forma permite analizar y examinar las opciones, durante las distintas
fases de una elección.
Un
criterio acertado, es decir, la capacidad de evaluar las opciones de forma
racional y provechosa, es muy importante para el éxito en la toma de
decisiones. Por el contrario, un criterio erróneo con frecuencia se debe a un
deficiente análisis y a un pobre desarrollo de las ideas. Los trastornos
emocionales, la desesperación, la euforia, el estrés, y los estados mentales
gravemente perturbados deterioran el criterio de las personas. Todos los
bloqueos discutidos ejercen, en mayor o menor medida, un efecto perjudicial
sobre el criterio personal, cuya influencia es directamente proporcional a la
intensidad de los mismos. El principal componente del criterio acertado es una
visión objetiva de la realidad.
Es
oportuno señalar, que las personas pueden pasar por períodos breves de
trastornos emocionales, durante los cuales no es propicio hacer elecciones.
Pero, cuando se producen trastornos tan pronunciados que conllevan pensamientos
intrusos, intereses conflictivos, ausencia de un fuerte sentido del yo,
carencia de una escala de valores, entre otros escenarios que impiden la
integración o cohesión de todos los aspectos de una situación, se impone un
tratamiento que pueda influir en el desarrollo de una fuerza integradora
madura. Esta permitirá que la persona sepa quién es y qué quiere realmente,
estableciendo un orden de prioridades, antes de estar en condiciones de tomar
auténticas decisiones.
En
conclusión, se afirma que para hacer una
escogencia adecuada es necesario, entre otras cosas, recolectar, evaluar y
analizar la información sobre lo que se va a decidir. Tal información integra
no sólo los recursos o potencialidades sino también las dificultades o
limitaciones.
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